Supongamos (una vuelta al mundo)

7/10/19

¿Quién no viaja -con los ojos cerrados o abiertos- mientras escucha canciones que le emocionan?
Supongamos que Jesse se sube al tren con Céline después del amanecer. Supongamos que, dejando todo atrás, deciden dar la vuelta al mundo escuchando canciones que les recordarán cada lugar. De Viena a París, para seguir de ruta en tren por el viejo continente parando en Nantes, en Roma y en Varsovia, desde donde seguirían camino hasta la salida del ferry a Dover como paso previo a zambullirse en la lluvia de Londres. Desde allí vuelo nocturno a Copenhague para seguir hasta Estocolmo y más al norte a Islandia. Tras hacer escala en Madrid, se despedirían del continente en Porto, desde donde cruzarían el océano para hacer una larga e intensa gira americana que empezaría en Boston, New York -con parada en los Hamptons- y seguiría en New Jersey. Luego, visita fugaz a Baltimore y ya rumbo al interior por Tennessee y Laredo hasta llegar a la Costa Oeste para disfrutar del mar en Malibú, entrando posteriormente por Canadá hasta Ontario, desde donde, en un largo salto al sur americano, bajarían  a Río para adentrarse posteriormente en el Río Paraná hasta llegar a Argentina. Y de ahí, con una pequeña estancia en la Isla de Pascua, volver a cruzar con las fuerzas que queden el otro gran océano hasta Australia para terminar el viaje, previa visita panorámica a Saigon, en Pekín y Tokyo, donde Jesse y Cèline, supongamos, se encuentran con Charlotte subiéndose al coche de Bob al final de “Lost in translation”, camino del aeropuerto para empezar el mismo trayecto a la inversa… x Fernando López Mateo

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