The day I die

6/4/20

A día de hoy estas son las 31 canciones que me gustaría que suenen el día de mi funeral, dicho esto, espero que pasen muchos años a que esto ocurra, y mientras, prometo seguir actualizando esta lista, que no deja de ser más que los hitos musicales que marcan mi paso por este valle llamado vida.
Estas 31 songs, forman parte de la banda sonora de mi existencia, chinchetas que anclan al corcho de mi vida un mosaico de fotos fijas que resumen personas, momentos, recuerdos y emociones que me hacen sentir bien con lo que soy, con lo hecho y me refuerzan para lo por venir, a la vez que dan cientos de pistas de mis gustos, cultura, pasiones, filias y parafilias.
Algunas las asocio a momentos vividos que me dan paz, como La leyenda del tiempo que me recuerda a estar tumbado en el parque grande mientras la pinchaba Sergio Algora y había vino de Cariñena gratis, o Shine On sonando en un casete de un viejo golf blanco en el que aprendimos los tres hermanos a conducir y nunca llevaba gasolina, o Amarcord que me lleva a los veranos de mi adolescencia recorriendo cientos de veces las calles de Alagón en bici con rumbo a ningún sitio. Otras me recuerdan a seres queridos que ya no están como mi padre, Song for the Unification for Europe, One, o amigos que se fueron muy pronto A perfect day.
Si las escucháis bien todas os susurraran cosas de mí, Dame estrellas o limones, Into my arms y Charlotte sometimes, os contarán sobre alguna herida que me dejaron los amores, La estatua del jardín botánico, I´m the Resurecction, Man on the moon, Running to the sea o Season, os darán pistas de como soy y como me gusta vivir y So long Marianne, Close cover, Manhatan y  Atmosphere son la llave de entrada a mi universo estético, ético y profesional donde el diseño, la arquitectura, el arte y las libertades me apasionan y me han hecho ir siempre persiguiendo lo bello.
El resto son mero postureo para hacerme el interesante, hacer saltar alguna lágrima y también alguna sonrisa, porque estas 31 canciones no son más que el sencillo equipaje que siempre lleva en su hatillo un bufón contemporáneo, que hizo bailar a dios y sobre todo al diablo. x Mariano Bazco (Starkych Pinchadiscos)

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